Primera entrada del recién estrenado 2019. La verdad, es que he tenido esto un poco abandonado… estas dos últimas semanas me he dedicado a la familia y a pescar. Las vacaciones navideñas han dado para bastante… por fin sí, he podido dedicar un número importante de jornadas y horas a pescar y a probar bastante material de diversa índole y modalidad… ya tocaba… después de un año de muchísimo trabajo, en el que solo había podía disfrutar de 8 o 9 días de descanso, contar con dos semanas completas de «libertad» laboral, es algo que había olvidado. Para tanto han dado estos 15 días, que es imposible condensar todo en una sola entrada. Mosca, spinning, jigging… Iré dividiendo información y aprovechando fotografías y videos para futuras y sucesivas entradas.
«Estilo Francés»… a algunos os resultará novedoso. No es que sea un estilo reconocido, de hecho, es, simplemente, la forma que algunos utilizamos para referirnos a este tipo de pesca. Mezcla de slow jigging y light spinning offshore, es decir, desde embarcación. ¿Por qué French Style? Simplemente porque es una modalidad muy practicada en el país vecino, de forma especial en la costa de la región de Normandía, para capturar lubinas en profundidades, habitualmente, entre los 15 y 20m, y, casi siempre, por debajo de los 40m de profundidad.
Ahora mismo, las lubinas están muy cerca de la costa. Desde mi punto de vista, es, prácticamente inútil, buscarlas en profundidad. Pescando desde orilla, o están en la playa, con mucha probabilidad, alimentándose de lanzón, o en la piedra, la mayor parte ya encuevadas para la freza. Desde embarcación, podremos encontrarnos con bálamos en cabezos someros, en los cuales tentarlas con señuelos de desplazamiento lento, tales cómo pequeños jigs de slow y vinilos de la mayor naturalidad posible.
La técnica básica, consiste en la prospección, mediante sonda, de estos cabezos, intentando localizar actividad de pez pasto, bolas compactas de alimento que pongan de manifiesto la actividad de depredadores. Utilizando, para su captura, habitualmente, pequeños jigs, slugs o shads de vinilo poco plomados y equipos de spining ligero. Tan ligeros que, si los valores de deriva lo permiten, es factible pescar cotas de 30, 35 y hasta 40m (forzando la máquina) de profundidad con una jighead de, solo, 15 o 20g.
Cómo ejemplo, una captura realizada en aguas de Estaca de Bares. 40m de profundidad… en la embarcación, algunos me miraron cómo si estuviese loco, pero, dada la deriva nula, me lancé de cabeza a por la R18. Primera bajada y, al vinilo, solo le hizo falta una pequeña animación al tocar el fondo para ser engullido por este precioso Pinto, que, con sus buenos cabezazos y carreras iniciales, hacía pensar en una presa mucho mayor.
Volviendo a la jornada principal de pesca que me ocupa, días antes de navidad y, dadas las condiciones meteorológicas perfectas para ello, quede con Kiko, Julio y Manuel para vernos y salir un rato con los equipos ligeros. No hizo falta alejarse mucho de puerto. En este sentido, la sonda de Kiko es cómo la mítica «Chorbagenda» de Will Smith… miles de horas de trabajo y prospección de fondos con plotter y sonda para convertir el monitor en un alfiletero de chinchetas con múltiples puntos calientes.
Fundamental. Cómo en cualquier pesca en vertical, una parte importantísima del éxito, depende del conocimiento y saber hacer del barquero. Todo es muchísimo más sencillo cuando te colocan en una buena marca y en el punto exacto, en función del cálculo de deriva, para que los vinilos naveguen en la zona caliente y a la profundidad adecuada en el momento preciso. Siendo claro, si cuentas con este factor, tienes un 70 u 80% del éxito garantizado. Evidentemente, una vez en acción de pesca, hay factores que influyen en las capturas finales. Tipo de señuelo, movimiento, acción, técnica, aparejo… Algo importante para mi, por ejemplo, es el hecho de pescar a favor de deriva, es decir, lanzando a contraderiva. Teoría totalmente opuesta a la que se utiliza en el speed o slow jigging, en la que lanzamos a favor de deriva para garantizar la verticalidad en el momento en el que el jig toca fondo.
En esta jornada tocamos, únicamente, dos marcas diferentes. La primera, a unos 30- 32m de profundidad. La segunda, mucho más somera, en torno a los 12-15m. Curiosamente, salvo una, todas las capturas se realizaron a la profundidad mayor, dando con picos de actividad que propiciaron, incluso, algún doblete de capturas de forma simultanea.
En total, 13 lubinas, alguna de porte interesante, y un buen número de caballas, agujas y jureles en unas 3 horas de pesca. Picadas continuas… utilizando, para ello, la R18 Spinning, hasta 28g, y, cómo señuelo, el Eel Attack talla M, que monta una jig head de 15g. Un gramaje que, dada la lentitud del mar, nos permitía pescar con absoluta comodidad. Aguas muy claras, perfectas para que las libreas más naturales de la gama desplieguen su efectividad. En mi caso, todas las capturas se realizaron con el Ghost Green, sin embargo, el Real Sandeel se mostró igual de efectivo en otras manos.
Modalidad y jornada muy divertida y tremendaménte entretenida, por las capturas constantes y las buenas condiciones climáticas. Tambien, todo hay que decirlo, tremendamente resultadista… los números, en cuanto a capturas, resultan apabullantes si los comparamos con los que se pueden alcanzar practicando spinning desde costa en la misma zona. Recalcando, de nuevo, la importancia que tiene el barquero y su conocimiento de las zonas de alimentación del pescado. De lo contrario, los bolos pueden ser igual de habituales.
Para finalizar, os dejo un «Teaser» de la jornada. Una nueva modalidad, nuevas posibilidades, una nueva forma de diversión… Si tenéis la oportunidad, no dejéis de probarlo. Es adictivo…
