¿Cuando, donde y en que condiciones? Una conversación de este fin de semana es la que desemboca en las reflexiones de esta publicación. Sentados en un barco, observando la pantalla de la sonda, que no marca atisbo de vida, con ansiedad. Los róbalos todavía no han entrado en los cabezos, pese a que la temperatura del agua ya ha comenzado su ascenso… 15,5º, todavía demasiado baja para que se concentren en sus cazaderos. Con 16,5- 17º de forma consistente y la luna nueva del 15 de Junio deberían asomar la cabeza… veremos. Miedo me da hacerme ilusiones.
He salido un par de veces a slow y me empieza a picar el gusanillo… la razón es simple. Interpretar la sonda, calcular la deriva, mantener la verticalidad del jig… no es fácil. Caballas, julias… pero ninguna lubina. Si hubiese clavado 2 róbalos el primer día no habría tardado en perder el interés. ¿Cual es el aliciente si el primer día la tasa de éxito es la misma que la de un pescador experimentado? No va conmigo lo de hacer trampas al solitario… si no es difícil, no es para mí.
La actividad escasa da para entablar largas conversaciones. Hablábamos de señuelos y de lo limitado de algunas estrategias. Lo típico… afirmaciones del tipo «esto es mortal», «yo solo pesco con esto» o «esto siempre pesca». Cómo se suele decir, el señuelo que más pesca es el que está más tiempo en el agua y, si algunos, entre los que me incluyo, escribimos lineas a favor o en contra de unos y otros, contribuimos a darle a esos señuelos tiempo en el agua para lograr esas capturas. Permitidme un consejo… no os anquiloséis, no os atéis en exclusiva a un señuelo o a una técnica de pesca… La pesca es mucho más que hacer siempre lo mismo esperando a que se produzca el «golpe de suerte» en forma de picada.
Es curioso… seguíamos hablando de esto cuando, dada la escasa actividad, decidimos poner rumbo a costa para probar suerte a spinning ligero haciendo unas cuantas derivas a lo largo de la orilla. Solana, agua cristalina y viento de tierra… La lógica te dice que utilices vinilos poco plomados de colores naturales y cruces los dedos. En eso insistimos largo rato (con cero éxito) hasta que, por el rabillo del ojo, vi cómo Pablo, en un ataque de inspiración (o desesperación), decidía poner lo último que yo pondría en la grapa. Un minnow, más bien grande, de librea rosa y plata.
Primera recogida, parada en seco y lubina a bordo. Cara de incredulidad de todos los presentes… Decidí, entonces, probar yo también con un minnow… Shoreline, librea natural y 120mmm. Cero resultados… mientras, Pablo, previa foto de rigor y suelta, ya había tenido tiempo de repetir la secuencia. Parada en seco y segunda lubina a bordo.
¿Que broma es esta!? Busco en mi caja y encuentro un minnow de librea rosa-morada que hace siglos que no utilizo y que puede tener cierto parecido con el de Pablo. Dos lances y primer pez, media docena más de lances y segundo pez…. decido, entonces, hacer una prueba «loca» y utilizar el Ima Hound de librea roja-dorada de la imagen de cabecera. Un señuelo que solo utilizo de noche y con mar revuelto. Un par de recogidas y dos picadas que se fugan… es tarde, nos tenemos que ir, pero el resultado es concluyente: EL SPINNING ES MARAVILLOSO.
Señuelo mortal… el que ellas quieren. Confiar ciegamente en determinados señuelos, sin darle la oportunidad a otros, solo limita nuestras oportunidades y hace predecibles las jornadas. Que aburrido… ¿no?
Sigo probando cosas, sigo pescando a mosca. Por primera vez, he conseguido una captura a pez visto. Un lance a un pez emboscado entre laminarias a apenas 5m de mi posición. Un pez que, por su posición, jamás podría haber engañado con una caña de spinning. Capturar peces en cualquier situación y en cualquier condición… en eso estamos.